Daña a niños y jóvenes el abuso de las redes sociales
Genera indiferencia a su entorno social, aislamiento y depresión. Se convierten en personas solitarias y carentes de empatía. El uso y abuso de las redes sociales genera indiferencia a su entorno social, aislamiento y depresión en niños y jóvenes.
Cada vez es más común que los menores no atiendan la interacción con sus semejantes como una forma de desarrollo emocional, convirtiéndolos en personas solitarias y carentes de empatía.
Edgar Landeros Galicia, médico especialista en paidopsiquiatría, dijo que de cada 10 menores atendidos en consulta privada como entre los beneficiarios del IMSS y CRIT, siete presentan alteraciones en su conducta habitual por permanecer demasiadas horas frente a un monitor interactuando con personas virtuales a través del Facebook y Twitter.
El principal factor detectado entre estos chicos es el aislamiento, no tienen intenciones de salir, hacer ejercicio o efectuar la mínima actividad al aire libre, sólo de atender mensajes y publicaciones destinados en la red.
“Cuando se le pregunta a un niño o adolescente ¿cuántos amigos tienes?, la respuesta en ellos es hacer referencia que tienen a más de 100. Con esta respuesta sabemos que el menor y su convivencia diaria se restringe a un monitor”, apuntó.
El especialista indicó que la depresión que se diagnostica en consulta no sólo es originada por el aislamiento por la adicción a las redes sociales, sino que pese a que no tienen contacto con otros menores son presa del “bullying cibernético” o “ciberbullying”, repercutiendo en sus emociones, ya que ellos se alimentan de lo que otra persona piense de ellos a través de una publicación.
Argumentó que este medio es ideal para que el agresor dañe en el nivel y modo deseado a sus víctimas, ya que se oculta bajo una identidad falsa con un perfil que no es real y tiende a ser más letal cuando de hacer daño se trata.
Subrayó que un menor acude a consulta cuando pierde la capacidad de sueño, no come, bajan de calificaciones, moja la cama y corta los canales de comunicación con los padres y otros miembros de la familia. Exhortó a los padres restringir el tiempo de uso de tecnologías a un máximo de dos horas si es para fines de ocio y siempre bajo supervisión, así destinar más tiempo de calidad en convivencia con sus hijos.
Cada vez es más común que los menores no atiendan la interacción con sus semejantes como una forma de desarrollo emocional, convirtiéndolos en personas solitarias y carentes de empatía.
Edgar Landeros Galicia, médico especialista en paidopsiquiatría, dijo que de cada 10 menores atendidos en consulta privada como entre los beneficiarios del IMSS y CRIT, siete presentan alteraciones en su conducta habitual por permanecer demasiadas horas frente a un monitor interactuando con personas virtuales a través del Facebook y Twitter.
El principal factor detectado entre estos chicos es el aislamiento, no tienen intenciones de salir, hacer ejercicio o efectuar la mínima actividad al aire libre, sólo de atender mensajes y publicaciones destinados en la red.
“Cuando se le pregunta a un niño o adolescente ¿cuántos amigos tienes?, la respuesta en ellos es hacer referencia que tienen a más de 100. Con esta respuesta sabemos que el menor y su convivencia diaria se restringe a un monitor”, apuntó.
El especialista indicó que la depresión que se diagnostica en consulta no sólo es originada por el aislamiento por la adicción a las redes sociales, sino que pese a que no tienen contacto con otros menores son presa del “bullying cibernético” o “ciberbullying”, repercutiendo en sus emociones, ya que ellos se alimentan de lo que otra persona piense de ellos a través de una publicación.
Argumentó que este medio es ideal para que el agresor dañe en el nivel y modo deseado a sus víctimas, ya que se oculta bajo una identidad falsa con un perfil que no es real y tiende a ser más letal cuando de hacer daño se trata.
Subrayó que un menor acude a consulta cuando pierde la capacidad de sueño, no come, bajan de calificaciones, moja la cama y corta los canales de comunicación con los padres y otros miembros de la familia. Exhortó a los padres restringir el tiempo de uso de tecnologías a un máximo de dos horas si es para fines de ocio y siempre bajo supervisión, así destinar más tiempo de calidad en convivencia con sus hijos.
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